sábado, 30 de octubre de 2010

Poema: Embrujo

Satélite de ti yo me presento, cual si la cometa apéndice aceptara,
porque sin ti, volar no puedo
¿Cómo pudiera sin aire, la avioneta?

Traslúcido holograma ya parezco
maravillada creación de tu conciencia
Adoptando un papel hoy, mañana otro…
En juego sempiterno de ruleta.

Ni pienses un instante que me quejo: pues me río de razones y raíces
Sintonizo tu láser doble-filo, samurai de pesadillas y silencios.
Asintóticos confines de ilusión beoda
Gozo de espacio infinito
Mirarte sin retina.

Lejos de fronteras, de dudas y de miedos, no tengo más cédula que tu reflejo.
Fantasmas borrosos de pereza esfuma
la sombra callada de tu nave…
Galaxia giratoria en puerto neuronal…
Eléctrica médula flotante…
¡Dorado hilo!

viernes, 22 de octubre de 2010

Poema: Manifiesto saludable

Sabemos que la célula latente, contiene el amperio de vida que nos mueve, recorriendo húmedos canales de magenta, en turbulenta carrera de relevos.

Creemos que encendida el ánima palpita en su diminuto cuerpito deslizante,
soportando sin casco, escudo ni chaleco
latigazos de demonios de alto gorro.
(Aquellos que disfrazados con menús, moda y pimienta,
la adobaron en gris sudario de flacidez y asfixia).


¿No vemos nosotros, cuan obtusos,
a ese sol pequeñito hinchamos con manjares,
retorciendo sus tripas, alucinando vicios… Amarrándolo a botellas que lo nublan,
o haciéndolo girar bajo frituras, fármacos de metralla publicista, ahogos de estrés y competencia?

Y si es que lo aceptamos por escrito (pues todos al pie de este papel suscriben)
¿Por qué a la madre Natura, inconcientes ciegos,
esquivamos al entrar al restaurante, al ir a la fiesta, al coctel, al ágape,
al festín de sabores aberrantes,
y a la preciosa célula privamos de agua pura?

Por ello, en este año decimos los firmantes, (aunque sea ya tarde,
porque otros años idos ya han dejado huella):

Gelatinosa esfera: a ti y a tus hermanas,
les declaramos respeto y reverencia;
humildes por fin, damos las gracias,

¡Y les pedimos perdón por la indolencia!


domingo, 17 de octubre de 2010

Sonidos para despertar

Escuchar melodías en la antigua escala tonal del Solfeggio, junto con tonos bineurales y la visión de mandalas en movimiento, facilita la creación de puentes neuronales entre los dos hemisferios de nuestro cerebro.

Esto hace que podamos movernos de manera balanceada entre la actuación cotidiana con el cerebro izquierdo, eminentemente racional y pequeños saltos con el cerebro derecho, para acceder a nuestra nueva dimensión de luz y armonía.

Solamente cuando hagamos uso coordinado de las dos porciones cerebrales estaremos despiertos. Veremos el mundo tal como es y nuestra capacidad creativa no tendrá límite.

El siguiente enlace nos puede llevar paulatinamente a ese maravilloso estado. (Pero no vale la pena hacerlo ahora si no estamos relajados y con tiempo. Podemos esperar momentos mejores, cuando programemos un rato íntimo para oír con calma los sonidos bineurales hasta notar su efecto).

Música para Despertar



Esta  era la escala usada en el pasado y las melodías compuestas con ella tenían fines exclusivamente de entonación espiritual. Coincide con las vibraciones naturales de nuestro cuerpo y de la Naturaleza en general.

Fue arbitrariamente reemplazada por la escala tonal que usamos actualmente, que posee algunas vibraciones disonantes que bloquean el flujo natural de quien escucha.

sábado, 16 de octubre de 2010

Poema: Cromodinámica de Clöd


MINI BIOGRAFÍA

Clöd no recuerda si nació, pero seguro, confirma su existencia interno anhelo.
Ni niño, ni niña. A Clöd, -si lo dibujo-, pinto más bien unos ojos de canguro.
El es acto-de-mirar, profundamente, con viva curiosidad todos los rojos...  
y los azules ¡y los verdes! clorofila y los violetas cuando a veces, 
se pasea en matemáticas memorias de otros cosmos.

Cromato-investigador, Clöd siempre ha sido.
Observador que es color y que es registro y la-acción-de-registrar ¡Al mismo tiempo!
Claro y simple es éste hecho... Obviamente; pero no siempre fue así: Era algo oscuro.

Y de esto trata esta crónica perdida.
Podría llamarse “La Historia de Clöd”, mas no hay historia: Porque Clöd es eterno y simultáneo.

                                          Tal vez sea más exacta: “La Angustia de ClödAventurero”,                          
 porque ha sufrido la locura de lo incierto,
y es que nada entendía nuestro pequeño, mirando y mirando, en desconcierto... 
Que se fue haciendo adulto, sin saberlo.

Y se volvió grande... y se volvió muy fuerte...
Se volvió viejo... Y correr tras espejismos no quería...
Y joven otra vez... ¡Clöd, un bebito!
... Y se sentía mareado... ¡Repetido!
Estaba el personaje, Clöd,
¡ATURDIDO!




EL DESCUBRIMIENTO

Con el alma hecha jirones y manchada
de tipografías, salones, filmaciones,
reaparece Clöd, equinoccial desierto, después de cincuenta vueltas a la suerte.

Solamente recuerda un suave nido
en lo alto de una cima en el Oriente
donde oyó de números, planetas, reglas, azul mago de símbolos, lunar palabra, arquetipos y signos,
¡Incienso trémulo!

La vista borrosa y  ya cansado, después de tantas vueltas, tanto  estereomapa,
Clöd se sacude del peso de los libros,
teorías, hipótesis...
¡variables escondidas!

¡Qué solos se sienten sus ojazos,
que de rendidos ya solamente son dos trazos...!
...cree que es japonés por ese rasgo, aunque rusa proclamó siempre su estirpe.

Y se queda quieto ¡finalmente!
Uniendo pasado y futuro con presente
y apropiándose por fin de su destino,
cuando sospecha que decide siempre, su curioso sino.

Es en ese silencio que conecta su cerebro olvidado, inflacionario,
con energía que parece supernova que a devorar no atina, indefinida secta.

...¿Qué era ese claro cosquilleo,
que palpitaba en sus sienes dulcemente?
¿A qué obedecía esa euforia de campana, esas ganas de brincar alegremente?

Era el reencuentro por tanto perseguido,
con todas las respuestas y razones frescas
del caminante inaudito que ha llegado, cuando quieto se ha quedado, ingenuamente.

¿Qué había allí, al otro lado de la muerte?
¡Qué risa! Nada: ¡EL DURMIENTE!


ENCUENTRO

Después de mil eones, frente a frente,
contenida la respiración, Clöd solo mira,
como atento ha mirado en lo profundo de húmedos ojos, navegante amante.

“¿Qué es esta burla?” aterrado musita quedamente,
“¿Quién de blanco abrigado se relaja
en mullidos almohadones, perfumados, mientras yo confronto demonios diariamente?”

Su mente entrenada lentamente comprende:
Él es el Amo, el Uno: el Silente...
El “Todo-lo-que-Hay”...
El que trenza su vida: ¡El Durmiente!.

La desolación le derrumba ante ese hecho
Clöd ya no es Clöd: ¡Se siente sombra!
Se sabe sueño...  deleite de su dueño;
Transparente holograma sin esencia alguna.

¿Qué podría decir en este trance?
¿A quién llamar? ¿A quien llorarle?
Todos aquellos castillos en el aire... desgarbado esfumarse de un fantasma...

Pues quería develar -con tanto ego- un Cielo de nubes y de premios
Un Nirvana con adeptos... seguidores...que vinieran los domingos, con respeto.

Caballeros cruzados, con escudos, que inclinaran a su paso su espadas.
Emblemas de arcángeles plumados,
que siguieran con dragones, sus batallas.

Y se encuentra vacío e indolente, cual anunciara el Sutra mañanero:
“La forma es vacío...”  Tenue remedo...
¡Soy energía de otra Mente!

¿A dónde ir? ¿Tiene sentido... un hara-kiri en silueta imaginada?
No resta otra que aceptar lo visto y recoger humilde pedazos de sí-mismo.



RECOMENZAR

Como títere que alguien levantara,
se endereza en las cuerdas, a tirones...
¡Clöd! pobrecito despojo de ideales, de planes, meditaciones y trasnochos.

                                                                                                    “Es un hecho que vengo de su Sueño.
Es cierto que ni sólido, ni viviente, yo existo.
Ni soy individuo, ni evolucionado...
Todo lo hecho... lo luchado... ¿En nada he progresado?”

Se pregunta Clöd, se analiza y se lamenta...
Interroga estrellas, ya sin fe en los astros...
No encontrando a quien volverse, a qué aferrarse, a la vera Del Que Duerme se desliza.

Ya sin rencor, al indefenso hallarlo, hermosísimo rostro del Durmiente admira
Que por ser su Creador no se protege de la indignada y espectral criatura.

Y Clöd se dice: “Ante esto... ¿Qué me queda?
¡Misión!
Yo, prestada-esencia del Plácido Soñador de las Esferas,
en cada flash de conciencia, hablaré al Durmiente.

Mi seudo-existencia gastaré a la aurora
simplemente en lograr explicación conciente.
...Alguna forma habrá de dirigirse al que maneja el Universo y el presente.”


Y ante el rehacerse del protagonista
comienza este relato de canciones y epopeyas,
odas lejanas, versos y mensajes, que por Internet trasmite, esperanzado
de que un día el despertar los una.


Metodología del Despertar

No queriendo prolongar más la introducción, se presenta en forma de Guía Metodológica la recopilación de los mensajes de Clöd, no siempre ordenados cronológicamente, ni con el mismo sujeto, ni dirigidos desde el mismo género, -particularidades que separan en vez de unir- y que Clöd en su visión onírica ya había superado cuando escribió sus rimas.

En síntesis, la recomendación para el lector-buscador, extractada de la parte dedicada a la Metodología del Despertar, es la siguiente:

·       Lea cada mañana del año uno de las entradas al blog de Clöd, preferiblemente siguiendo la sucesión que el editor, con conocimiento de causa le ha asignado. No importa no entenderlo totalmente... hay partes que se deslizarán benéficamente a su inconsciente sin que lo note.

·        A continuación, siéntese en un sitio tranquilo y apacible, relaje su cuerpo y su mente y dedique una hora a afinar la conexión con el Supremo-Hacedor-de-cada-Sueño, comprendiendo que en un alto porcentaje, del éxito o el fracaso de esta comunicación, dependen directamente las próximas “escenas” de su día y de su vida. Si  vislumbra usted la importancia de este hecho, no negará la urgencia vital de su rápido aprendizaje y se dedicará a él como en su momento lo hizo Clöd.

La introspección propuesta aquí, -si le gusta llamarla así-, tiene arandelas y bifurcaciones que se van captando lentamente en la lectura de los textos; de manera que cada vez que los relea obtendrá algo nuevo, de acuerdo con su nivel y avance. Sin embargo, en líneas generales, la meditación de Clöd se divide en dos actividades simples y una tercera, no tan sencilla, pero posible también para la persona promedio de esta humanidad:

1.     La primera media hora, aproximadamente, -pues Clöd nunca fue fanático de la precisión, de reglas ni de actitudes forzadas-, usted se dedicará a pulir el canal que le comunica con el Durmiente. Esto se logra enfocando en él toda su atención, visualizándolo como una esfera amorosa de luz brillante que flota sobre su cabeza. Ningún otro pensamiento debe ocuparle, más que la certeza de que el Soñador está muy cerca y que entre los dos hay la unidad más íntima y total... (Para ejercitarse en esto último, recuerde qué tan íntimos y suyos son los personajes de los propios  sueños). 

2.     La segunda media hora, -más o menos- sabiéndose conectado, comuníquese emotivamente con el Durmiente en forma directa, programando, -sea en una dirección, ya sea en la opuesta-, la paz, el éxito, la salud, el amor; en síntesis, el bienestar que desea como resultado en esta vida suya y en la del Soñador, que obviamente en la de usted repercute. Haga esto enfocando decididamente el haz de luz de su mente, traducido en pensamientos concentrados, sin permitirse dispersiones ni ideas superficiales. Es probable que cuando haya logrado calmarse, aflore a sus labios una tenue sonrisa...
    Aproveche esta etapa para reconocer al Durmiente los momentos disfrutados gracias a lo que ha tenido la gentileza de soñar a su favor. En este tema, es probable que usted también perciba la plenitud del agradecimiento viniendo en dirección inversa.

3.     Como etapa culminante, pase (cuando se sienta suficientemente entrenado) a mantener la conexión con el Durmiente durante todo el día, teniéndolo presente de manera permanente, colaborando con él de manera activa en la Creación de cada nuevo sueño, permitiéndose solamente pensamientos optimistas, generosos, llenos de energía y con la absoluta y decidida confianza de su inmediata realización. Se sentirá exuberante y en control de su existencia, a la vez que asegurará el bienestar de cada ser sintiente que se cruce con usted ese día sobre la Tierra.  

Para finalizar, quiero anotar que la comprensión más avanzada la tuvo Clöd, -como la tendrá sin duda también usted, querido lector-, en momentos en que sus escritos expresan un gozo y un agradecimiento sin límite hacia quien le animaba. Sin embargo, se pueden recorrer las sucesivas etapas de su desarrollo interior, -como también paralelamente las seguirá usted cuando emprenda este duro pero a la postre  recompensado camino-, analizando la tónica de sus versos: sus quejas, sus promesas, sus demandas y exigencias, sus temporales reafirmaciones y sobre todo, su doliente y enamorado lenguaje hacia el Durmiente.

Dejo en sus manos esta compilación, para que aproveche sus detalles, no sin advertirle que toda la información que usted necesita para despertar, le ha sido ya dada en estas páginas preliminares.


El editor.

San Francisco de Quito, Marzo del 2006



Presentación de la situación

PRÓLOGO  DEL  EDITOR



El blog que hoy está a su alcance, es el resultado de la colaboración de quienes  durante años, guardaron los mensajes, a veces incomprensibles, enviados a ellos gratuitamente por un desconocido autor, escondido bajo el seudónimo de Clöd.

Clöd fue un personaje indefinido, que vivió en los comienzos del siglo XXI. Buscando realización personal, hablaba de iluminarse algún día, y en este esfuerzo descubrió, en sus largas cavilaciones que la meta primera y más accesible, era tratar de despertar en el momento presente. Entendiéndose por “despertar” el ver-las-cosas-como-realmente-son, para partiendo de ahí, en una segunda etapa, ardua posiblemente, pero de meta más visible, esforzarse en el pulimento de su ser y alcanzar,  -ahí sí-, la iluminación a la que se refieren los sabios y pensadores de todos los tiempos.

Inició su recorrido temporal con mil interrogantes que trasladaba a su supuesto creador, de acuerdo con las creencias que le fueron dadas desde pequeño en alguna de las grandes religiones mundiales. Prosiguió su marcha dedicándose frenéticamente a la lectura y al estudio de tradiciones y sectas ajenas, con la esperanza de entender la realidad en algún momento; por ello indagaba incansablemente en todas las filosofías y teorías conocidas...  y las ensayaba todas.

Finalmente, después de muchas tribulaciones, descubrió “algo”, podría decirse irreverentemente –como el Buda-: dos asombrosas verdades universales, en su enunciado no muy parecidas a aquellas de Siddharta, pero concordantes en todo con ellas, exprimidas de su propio cerebro con esfuerzo, sangre y lágrimas. Ellas le condujeron a conclusiones fundamentales, pero nada subjetivas, ni con ninguna connotación religiosa: más bien a fórmulas que exigían soluciones netamente empíricas.

Estas verdades fueron, de manera muy simplificada las siguientes:

1.     Hay un Durmiente que nos está soñando.
2.     Debe haber un camino para despertar.

A partir de ese vital descubrimiento, (cuyo suceso hace recordar las afortunadas casualidades ocurridas a los hombres famosos que inventaron una cosa cuando buscaban otra, o a aquellos que intuyeron las delicadas relaciones infinitesimales de la materia y la vida, cuando aún no se había fabricado el primer microscopio), Clöd dedicó toda su existencia a buscar una metodología que le permitiera saciar esa apremiante necesidad: ¡despertar!

Analizó entonces fríamente el problema, tratando de aplicar a su resolución el método científico, reverenciado por él en sus tiempos de universitario rebelde y socialista, para concluir finalmente, que si es que existe un soñador que sueña y un soñado que actúa, la única alternativa para este último, si no quiere salir maltrecho de esa simbiosis, es tratar de ponerse en contacto con el primero, llamarle la atención y... aunque suene absurdo: ¡establecer con él acuerdos!

En este entretejer de teorías, algoritmos y métodos, pasaron los años y Clöd avanzó en su conocimiento de la problemática existencial, lo que le llevó a entender mejor su relación con el Durmiente. Así, fue descubriendo otra serie de realidades inauditas e inimaginables, en esa tenue textura que une a soñador y sueño, hasta develar, -final y magnífico descubrimiento- que su propia actitud y la fuerza de sus pensamientos, podían también tener efectos visibles e importantes sobre el desarrollo personal del Durmiente, que de ninguna manera era un ser terminado y perfecto, sino que simplemente, se encontraba en una cadena de evolución desconocida y para efectos de la dimensión de Clöd, infinita.

Se detuvo allí en su escudriñar, -pues siempre fue una persona muy inteligente-, al comprender que ir más allá no tenía mayor sentido ni utilidad para su angustia presente. Y se dedicó entonces a ensayar mil métodos, pasando por reuniones ocultistas de jueves a media noche, prolongados retiros silenciosos y de negro, animadas excursiones de jóvenes seguidores de patriarcas tibetanos, carismáticos hablando lenguas muertas, señoras en trance cayéndose de espaldas, telépatas, adivinos, enfermos curándose instantáneamente en estadios de fútbol, mediúmicas y a veces ininteligibles sesiones con espíritus que se extendían en los temas más triviales imaginados... los astros, regresiones... Pero donde finalmente tuvo alguna respuesta, fue en la meditación.

En meditación había muchos estilos. Pero lo curioso era que, interrogados por Clöd aquellos que de una forma u otra meditaban, no tenían muy claro el fin que perseguían con su práctica, tal vez porque sus tradiciones habían pasado por siglos de transmisión oral, en ocasiones, y en otras por el deliberado celo de sus conservadores, debido a las muchas persecuciones históricas a este tipo de  actividades, que claramente estuvieron siempre fuera del sistema impuesto en cada época.

Ahí fue cuando la inteligencia deductiva y la observación de Clöd brillaron más espléndidamente que nunca, en un chispazo: ¡Se dio cuenta de que todas esas prácticas eran las buscadas metodologías para conectar con el Durmiente! El ser humano había estado desde los albores de la civilización, en la misma tarea en que Clöd se encontraba comprometido... Siglos y siglos de enseñanzas, de sectas, de bautismos e iniciaciones, iban tras el ya olvidado objetivo que a él le intranquilizaba.

¡Los hombres del pasado, en muchas latitudes, ya habían sabido del Sueño Colectivo!

¡Nunca un hecho histórico le había hermanado con sus congéneres de tal forma! y ésta idea, combinada con el conocimiento de que pertenecían todos al mismo sueño, inspirado por una sola Mente, terminó por aclararle finalmente el panorama. Surgió como una explosión en ese preciso momento, un enorme sentimiento de compasión y de unidad que ya jamás le abandonó. La ternura que le inspiraba cada vendedor ambulante en el semáforo, cada cajero en el banco... cada compañero de trabajo, cada niño, le producía escalofríos en la espalda y le ponía a brillar los ojos más que de costumbre, inspirándole nuevas formas de hacer más agradable la existencia de esos sonámbulos parientes.

De allí vino entonces, la decisión de no despertar solo. Tenía que buscar el camino e informar rápidamente a los demás habitantes del planeta, en la forma más clara y eficiente que la tecnología le permitiera: así fue como empezó a publicar sus avances en línea.

En la era de las comunicaciones instantáneas, no podía Clöd darse el lujo de esperar a tener éxito en su sistema para darlo a conocer: sabía de miles de buscadores desorientados, deambulando en el mismo camino que él había hollado. Presentía que se trataba de un fenómeno ya inminente, que solamente requería un pequeño empujón, para que en forma propagada logarítmicamente, la Humanidad se despertara... Y sabía que cuando llegara ese punto, los que no se interesaban entonces en ello, serían también arrastrados por el grupo de Conspiradores-de-la-Verdad... Se volvería una moda... Como nos gustan a los humanos las cosas... en tendencias simultáneas... (Otra prueba de la conexión en lo profundo de nuestro origen).

Pero acordándose del curso de Sicología que tanto había disfrutado con su loco profesor en el colegio suizo, Clöd decidió usar, como todos los que indican el Sendero, no el lenguaje exageradamente velado de los oscuros alquimistas, pero sí el verso que se da a muchas interpretaciones, adaptable a los distintos niveles de individuos, quienes podrían aprovechar este nuevo conocimiento, y no tan directo en la exposición, para salvaguardarse de aquellos que corrieran a calificar lo simple, como algo banal y ordinario. 

A continuación se presenta en forma de blog la recopilación de sus mensajes. Luego, Clöd encontró las opiniones de otros buscadores y la tecnología facilitó su difusión mediante videos y fotografías.

Este blog es entonces, el resultado de esta evolución. Clöd, sigue buscando y publicando, esperando ser útil aunque sea a una persona por este medio. -Una persona habría valido la pena-.