jueves, 2 de octubre de 2014

Demostración de la Fuerza del Qi-Gong

La energía creada por la práctica del Qi-Gong o Chi Qung es tan asombrosa, que casi pensaríamos que sus demostraciones son trucos de los maestros de este arte.

Pero no es difícil sentir la energía en las palmas de las manos y luego en la totalidad del cuerpo, después de unos pocos minutos de ejercitarse con los suaves y sencillos movimientos del Qi-Gong.

Y son suaves estos movimientos, porque no tratan de generar la energía a partir de esfuerzos musculares... Sino a partir de la concentración en el propio espectro de luz interna mediante la respiración.

El Qi-Gong nos enseña a almacenar la energía. Una vez aprendido esto, ya podemos aplicarnos al Tai Chi o a las artes marciales. Pero la base está en esa delicada gimnasia que nunca tensa los músculos y nunca hace movimientos rápidos ni fuertes, ni usa posiciones rectas ni en ángulos; más bien, siempre fluye en ondas y círculos.


Por lo anterior, a los hombres muchas veces no les gusta esta práctica. Muy suave, casi femenina, no pareciera producir ningún efecto corporal. Pero increíblemente, tonifica los músculos y hace más fuerte y ágil al cuerpo. Sincroniza la respiración y mejora la circulación y la capacidad pulmonar. Todo ello optimiza el funcionamiento orgánico general, reflejándose en una mejor salud y alegría permanente.

El maestro Wong Kiew Kitt dice que no es posible estar enfermo si se practica el Qi-Gong. Incluso, anima a personas enfermas a participar de sus cursos de Qi-Gong, para darse luego el gusto de exponer al personaje tras las primeras sesiones, ya curada.

Esto que hemos dicho, tal vez suene común y repetido por muchas disciplinas. La real fuerza energética del Chi se puede concentrar por un maestro experimentado de Qi-Gong, para doblegar a más de 15 atacantes simultáneos, ¡Sin ni siquiera tocarlos!

La suerte es que en esta maravillosa época en que estamos viviendo, siempre aparecerá un curso de Qi-Gong sabatino en cualquier parque o centro cercano a nuestra casa. ¡Animémonos a probar! Es cuestión nada más de ensayar... y luego se volverá hábito y bienestar.