martes, 17 de marzo de 2015

Componentes de la Eternidad

La percepción del Ego es variable.

Puesto que no detecta la Realidad sino un salpicón de emociones e ilusiones, cambia mucho; está compuesta de espejismos y fantasmas deformes.

Es así que algo que no aceptabamos como bueno a una edad, ahora, a otra edad, es perfectamente factible en nuestra escala de valores y creencias... Igualmente, a veces nos agrada el mundo y otras veces, como que se voltea contra nosotros, volviendose francamente agresivo... ¡El mismo mundo!
O sea que la seudo realidad que experimentamos tiene la volatilidad del sueño y no nos garantiza ninguna estabilidad; por eso nos sentimos tan incómodos cuando miramos nuestra existencia.

Otra demostración de la inestabilidad de la percepción es la muy conocidad relatividad del Tiempo.

Siempre me asombró la curiosa característica del reloj de mi auto cuando yo iba a una reunión importante: Muchas veces, cuando iba tarde, las manecillas comenzaban a volar impresionantemente, de manera que en un semáforo se me pasaba un siglo y finalmente, llegaba tarde, tenía que entrar toda despeinada, excusarme ridículamente y sentarme a la mesa de juntas renegando de mi malvado reloj.

En cambio, sucedía drásticamente lo contrario si salía con suficiente tiempo: Parecía que en segundos devoraba la vía y me encontraba al lado del sitio de la reunión, totalmente desprogramada, sin saber si entrar a leer a un parqueadero o irme a una cafetería a tomarme algo, mientras el minutero se desplazaba perezosamente.

Esta experiencia me enseñó el truco de pensar que iba con buen tiempo a una reunión a la que había salido tarde, proponiéndome concentrarme en la conducción (en el presente)... Tratando de no mirar el reloj por ningún motivo durante el trayecto para no angustiarme y así, no acelerarlo con mi angustia. ¡Y me funcionaba ese autoengaño! Finalmente llegaba al sitio con solamente unos minutos de tardanza, tranquila y sonriente, sin haber tenido que conducir a más de mi velocidad habitual.

Por eso el presente era la clave. Sin mirar hacia atrás ni hacia el futuro, la ilusión del tiempo desaparece y entramos en la Eternidad.

Eso es ESTAR EN EL AHORA.

Ayer, en cambio, me di cuenta de la otra mitad de la Percepción engañosa del Ego: La relatividad del Espacio. Siempre había tenido una extraña noción de la forma como mi forma de percibir las cosas de la seudo realidad cambiaba de acuerdo a si me movía rápido o despacio. Esto se hacía más notorio en un viaje o un paseo por un sitio nuevo, cosa que se hacía más dificíl si por ejemplo, iba en un vehÍculo rápidamente.

Lo anterior me llevó a pensar siempre que el turismo debería hacerse a la menor velocidad posible. En avión, no aprendía prácticamente nada. En auto muy poco, pero en bus algo más... Pero definitviamente, lo mejor era moverse a pie. Cuando uno anda a pie por el campo o por un pueblo, vive el sitio y es realmente conciente del lugar. Cuando nos quedamos quietos, la ilusión del Espacio desaparece y entramos en la Eternidad.

Eso es ESTAR EN EL AQUI.

No sobra repetir lo que dicen los sabios: La Eternidad está Aquí y Ahora. Ya comprendí por qué.