jueves, 27 de agosto de 2015

Un mundo de abundancia y felicidad

En mis incursiones por el budismo del Camino del Diamante aprendí el uso de los mantras.
Palabra o frase repetida hasta la saciedad con la ayuda de un rosario que se denomina el Mala y que tiene 104 cuentas.


Es muy frecuente el OM MANN PADME HUM y muchas frases más en sánscrito que los budistas utilizan para acceder con una idea el subconciente e imprimirla allí. El lama Ole dice que el mantra se pega en la piel del meditante de tanto repetirlo y empieza a transformar a la persona.

Caí entonces en cuenta de que podemos nosotros también utilizar uno o dos mantras personales, a niveles no tan elevadamente espirituales (aunque también allí), logrando con ello mucho más que lo que hacen las usuales "afirmaciones" que indican algunos autores de libros de autroayuda.

Por ejemplo: Qué nos cuesta darle dos vueltas al mala (208 repeticiones) al despertar, diciendo:

"Veo un mundo de abundancia y felicidad"

Esa frase nos irá afectando y al cambiarnos, cambiará nuestra forma de ver el mundo, que es lo único que se requiere para que el mundo cambie. Porque el mundo está dentro de nuestra mente. Es relativamente fácil comprender esto... Pero muy difícil romper con el complejo de culpa que nos dice que aunque así fuera, no merecemos un mundo feliz. Nos da miedo ser felices. Creemos tan improbable la felicidad, que volteamos la cara para otro lado sin mirarla y preferimos seguir quejándonos de lo que vemos en el mundo, como si fuera ajeno a nuestros pensamientos.

Entonces, ahí es donde el maravilloso mala nos ayuda a reforzar la idea dentro de nosotros y a aceptarla en nuestra mente, escenario de todas las películas del mundo.

La frase que propongo hoy la he pensado mucho. Creo que es suficiente, pues abarca todo lo que pudieramos necesitar. Mejor que "Quiero paz" aunque también es muy válida. Pero cuando el mundo entero es feliz, obvio que tenemos paz.

Es una frase mejor que "Quiero salud", por la misma razón: si somos felices, es difícil que nos esté aquejando una enfermedad molesta.

Y para quienes sufren por los aspectos económicos y dicen que antes que cualquier dedicación espiritual, es necesario sobrevivir en este inhóspito y caníbal sistema, el ver abundancia es lograrla y por lo tanto, suficiente para liberarlos de su preocupaciones materiales.

Ojo: No estamos "pidiendo" en actitud de víctimas o seres inferiores. Estamos "viendo" lo que queremos ver, lo que nos conviene, lo que nos gusta, lo que nos da la gana, porque somos los hijos de Dios.